Crónicas de un aventurero

La vida de una persona normal arrugada por la ficción...

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jueves, abril 20, 2006

Oscuridad oscura

Ya hace días que no sé nada de aquella guerrera interesada en el mundo tenebroso de los vampiros. Empiezo a pensar en que, una de dos, se ha espantado debido a la gravedad del asunto o ha caído en manos de algún indeseable. Sea como sea le presté un libro de saber oscuro, no preguntéis porqué poseo dichoso libro, no es por obrar el mal, simplemente la curiosidad del mago. Quizá está demasiado enfrascada en su lectura, en tal caso espero que se lo tome con calma y que espere antes de realizar alguna tontería fuera de mi presencia.

Sea como sea, hay un tema de interés que comentar, más que un tema, una expedición que he realizado junto a varios aventureros. Lo peor de todo es que a dicha expedición vino también la maléfica bruja del bocata, la dama N ("Dama" ¡JAH!, que cosas digo a veces). Una gran exploradora, curiosamente hermana de MnK, llamada Yobe requería la presencia de varios aventureros para explorar la Cueva Negra de Belloverde. Antes de decir más, comentaré que Belloverde es un monte pegado a la ciudad de Amlap que en su pico hay construído un hermoso castillo circular con el mismo nombre.

La cuestión es que varios nos dimos cita en el pie del monte: Chichimaru el guerrero el cual ya conocéis; Fran un joven guerrero acompañado de Kris la ladrona (vaya par, ¡jeh!); Wanlu el barbaro del norte, un poderoso esgrimidor de una gran hacha; La bruja del bocata N y su guardián y amante Zell, por suerte no vino el otro miembro o hubiera sido peligroso viajar junto a las 2; y por último pero no por ello menos importante, la exploradora y guía Yobe.

Una vez todos reunidos nos explicó más detalles de la exploración. En la cueva Negra de Belloverde, había una antigua reliquia llamada Daga ensangrentada. Alguien encargó a Yobe encontrarla y como no, necesitaba algo de ayuda. Dicha daga me sonaba de algo, pero no caí en esos momentos. Todos estuvimos de acuerdo y empezamos la marcha hasta susodicha cueva.

Optamos por seguir el camino de un viejo torrente seco, un camino arduo lleno de obstaculos. Caminamos esquivando grandes piedras repletas de musgo y alguna que otra rama traicionera, cual fue nuestra sorpresa cuando Fran intentó esquivar una de esas ramas y ésta le abofeteo. Se trataba de un malvado hombre-árbol o trent. Bajo sus pies habían numerosos huesos, algo que ayudó a no tener remordimientos (quien los tuviese) para atacar a semejante bestia.

Y así se hizo, mientras los guerreros Chichimaru y Fran se encargaban de segar sus brazos-rama con sus potentes mandobles, Yobe cargaba una flecha. Adivine sus intenciones y mencionando unas pocas palabras arcanas, cargué la flecha con una llama mágica. La exploradora sonrió y disparó, clavando la flecha entre ceja y ceja del hombre árbol. éste se retorció y cayó, entonces Wanlu y Kris aprovecharon para rematarlo con sus respectivas armas.
Me giré para ver a la Dama N sonreir y aplaudir mientras su guardián Zell estaba delante de ella, escudo en mano.

Continuamos el trayecto, ahora más a la defensiva, apartando ramas a espadazos y saltando de roca en roca. Al fin llegamos a la Cueva Negra, un lugar siniestro y muy humedo, en la misma entrada había algunos huesos, que parecían advertir del peligro a los buscatesoros que se atreviesen a entrar ahí. Decidimos hacer dos turnos, el primero entraría a explorar la cueva y luego el segundo con los datos de la exploración del primer grupo, buscaría la daga. Yo iría con el primer grupo.

Entramos en la cueva Yobe, Wanlu, Chichimaru y yo y justo al tocar la roca de esa caverna sentí un fuerte escalofrío. Lancé un conjuro de luz, para que pudiesemos ver, pero me di cuenta que mi magia estaba muy debilitada, algo impedía que todo mi poder arcano fluyera bien. Eso me hizo sentir muy inseguro. Avanzamos en la húmeda cueva, dándonos cuenta que estaba semihundida en agua pantanosas, teniamos que saltear los profundos charcos con la poca iluminación que teníamos. Por si fuera poco, insectos gigantes no nos hacían el camino fácil, por suerte Wanlu los aplastaba raudo con su hacha.

mediante ibamos avanzando me sentía observado, mis otros compañeros no notaban nada, pero yo sí. Era una presencia inquietante, muy perturbadora. Desde que Noeh me vino a visitar por el asunto de los seres nocturnos, me empecé a obsesionar con ellos y con la oscuridad. Armado de valor, conjuré con las pocas fuerzas que me quedaban un detector de no-muertos. Fueron pocos segundos, pero pude observar una figura iluminada a mis espaldas. Maldigo aquella barrera de antmagia, pues no pude ver donde iba. Al llegar hasta la zona profunda de la cueva, decidí separarme del grupo y volver hasta el exterior solo. Me sentía demasiado inseguro sin mi magia y con aquella presencia, posiblemente vampírica, suelta. Se lo comenté al grupo, pero me tacharon de cobarde, algo indignado salí de allí.

Poco después regresaron, no vi nada raro en ellos, empecé a pensar que esa presencia sólo me seguía a mí. El otro grupo decidió probar suerte también, pero tampoco encontraron la daga.

Frustrados, decidimos descansar en las ruínas de un pequeño puesto avanzado que habían cerca de la Cueva Negra. Ahí pasamos unas horas, preguntándonos si aquella daga existía de verdad o no. Despues retornamos a nuestros hogares. Cuando llegué a mi casa (ya había recobrado plenamente mis poderes), busque en mi biblioteca aquella daga, y cual fue mi sorpresa al descubrir que eprteneció a un antiguo Lord que se había convertido en vampiro...

Ya bien entrada la tarde salí a despejarme junto a Ishtar, Raiden y Eiji a pesar de estar muy cansado, fuimos a la taberna de Mekha y allí conversamos un buen rato, auqnue mi cabeza estaba aún pensativa con aquella presencia inmunda que me observaba en la Cueva Negra.

Aún espero la llegada de la guerrera Noeh, y el retorno del libro que le dejé. Espero que cambie de idea y no me obligué a adentrarme más en el mundo de los vampiros, o temo que me vuelva paranoico. Mejor continúe con mis estudios para pensar en otras cosas...