Crónicas de un aventurero

La vida de una persona normal arrugada por la ficción...

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miércoles, abril 05, 2006

Días de trabajo (1ªparte)

Por todos los dioses, este trabajo mal pagado me roba mucho tiempo, mis más sinceras disculpas a los posibles lectores de este Libro de Vivencias Personales (LVP). Estos días he estado cansado, y el poco tiempo libre tardío lo he empleado en menesteres de estudio y relajación. Prácticamente se ha llenado de polvo este libro e incluso he tenido que patear a una rata que lo mordisqueaba, diantres...

Como ya mencioné anteriormente, el lunes de esta semana empecé el trabajo de guardaspaldas del escribano, creo que ya no vale la pena guardar su nombre en secreto, pues después de los sucesos acontecidos hasta ahora, su seguridad no podría estar más comprometida. Ikk Eah, escribano de gran prestigio del Norte, requería y requiere de protección, de nuestra protección, para vagar por toda la maldita ciudad y por varias casas de importantes nobles y comerciantes. y en ellas ofrecer sus servicios. Según Chichimaru, es uno de los hombres más ricos de estas tierras, cualquiera lo diría...

Todo empezó bien, nos reunimos con él en las afueras de la ciudad. Nos transportabamos en un carromato conducido por un pecoso y delgado carretero. Ikk Eah y nosotros, los guardaspaldas ibamos dentro, mientras que fuera, conduciendo a los caballos el conductor. El primer y segundo día transcurrieron sin incidentes graves, como mucho nos sentimos observados, y algún que otro noble pomposo se negó a abrir las puertas de su posesión.

Sin embargo, las dificultades se iniciaron en el día de hoy, miércoles. Como los dos días anteriores, iniciamos la marcha desde el punto de reunión de las afueras. Allí observé como una sombra se movía entre algunas de las casuchas viejas de la zona. No le di mucha importancia, igualmente se lo comenté a Chichimaru.

Horas más tarde estabamos ya cerca del centro de la ciudad, el escribano ya había terminado de hablar con algunos de los comerciantes de un importante caserón comercial cuando volví a ver esa sombra, está vez más visible, parecía hacer gestos. Cuando se dio cuenta que le observaba, desapareció, pero cual fue mi error que no nos dimos cuenta que una banda de maleantes había rodeado el carromato. Dichos malandrines portaban arcos con flechas ígneas y no dudaron en dispararnos. Mientras Chichimaru protegía al escribano saliendo con una fuerte patada el carromato, yo salí por el otro lado conjurando una poderosa luz que cegó momentaneamente a los bandidos. El conductor intentó zafarse de uno de ellos, pero salió herido en una brazo. El combate pintaba ser muy intenso, pues eran cuatro, y nosotros eramos 2 hombres capaces de defenderse, ya que el escribano s un completo inútil en la pelea.

Cuando los 2 bandidos que estaban ciegos se recuperaron, no dudaron en atacarme a la vez alzando sus espadas cortas contra mí. Yo pronuncié unas palabras mágicas y un respaldor cubrió mi brazo, haciéndolo resistente cual escudo. Gracias a mi habilidad que no suerte, no os confundáis, pude bloquear ambos mandobles, dándome tiempo a impulsar contra un muro a uno de ellos con un empujon de viento arcano. Mientras el otro seguía intentando golpearme con su espada, yo desenvainé la mía (sí, tengo una bella espada larga, y sé usarla), y aprovechando uno de los bloqueos, se introduje en las entrañas con una estocada.

Mientras Chichiri se deshacía fácilmente de los otros dos bandidos que le acosaban con un par de mandobles rápidos y precisos. El pobre Ikk Eah estaba tirado en el suelo, temblando y muerto de miedo, y tuvimos que tranquilizarlo mostrándole los cadáveres de los atacantes. También tuvimos que dar primeros auxilios al conductor, aunque no fue nada grave. Lo que estaba grave era el carromato, del cual sólo quedaban un par de ruedas calcinadas. Por suerte el escriba tiene muchos contactos, y pudo encargar rápidamente un nuevo e incluso mejor carro para el transporte.

Continuamos con nuestra misión de guardianes del escribano, pues no había tiempo que perder, pero no podíamos evitar dejar de pensar en ese ataque ¿Simples bandidos o algo más organizado?. Pasaron las horas, y el escribano volvía a su estado pomposo y arrogante, contándonos sus grandezas y riquezas mientras viajabamos en el carro.

Fue a última hora de nuestra misión cuando volví a ver a ese maldito espía, lo perseguí dejando atrás al grupo, pero lamentablemente me dio esquinazo. Estoy empezando a pensar que ese maldito escribano nos oculta algo, y que el espia y el ataque de los bandidos está estrechamente relacionado. Supongo que todo se aclarará en los días que faltan, o quizá no, como siempre, espero aclarar todo esto.