Crónicas de un aventurero

La vida de una persona normal arrugada por la ficción...

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viernes, abril 07, 2006

Días de trabajo (desenlace)

Gracias a los dioses, por fin puedo escribir estas líneas, aunque sean a toda prisa, pues tengo un congreso del gremio de aventureros, y al formar parte del censejo interior, no puedo faltar, a pesar de haber estado en peligro (para variar) y de forma grave.

Por fin he acabado el trabajo de guardian de Ikk Eah, y el desenlace de todo ello es nada menos que sorprendente. Sin duda, he temido por mi propia vida, o al menos, por la de este LVP ya que...me creería encerrado de por vida. Sí, habéis leído bien, encerrado, dejadme que os explique.

Como los otros días, iniciamos la marcha a primera hora de la mañana, en las afueras de la ciudad. El escriba nos explicó que deberíamos ver a un importante noble, y que si todo salía bien, se haría con un suculento contrato. Por lo que partimos hasta la casa del noble lo más rápido que pudieron los caballos y el pobre conductor pecoso...

Oh diablos...es tarde, disculpad, continuaré la página en cuanto llegue del congreso, incluso comentaré lo que ahí aconteció...mis disculpas.

Ah, disculpas de nuevo, ya he retomado tinta y pluma y continuaré el escrito donde lo dejé, veamos...

Llegamos a la casa de aquel noble importante, una casa un tanto extraña, pues noté un aura peligrosa que la rodeaba. Unas siniestras gárgolas nos observaban desde el tejado de aquella siniestra morada. Ikk Eah avanzó sin miedo y entró, yo entré tras él, pues en aquella ocasión me tocaba a mí acompañarle.

Una vez dentro observé como el portal se cerraba solo, no le di importancia y acompañé a Ikk Eah hasta las estancias del noble, quedándome yo fuera. Pasó un buen rato e Ikk Eah no salía, con lo que empecé a preocuparme Toque a la puerta del noble varias veces sin recibir respuesta. Volví a hacerlo pero de forma más brusca, pero la única respuesta que recibí fue unos barrotes caer del techo en ambas puertas, dejándome completamente encerrado.

Durante horas estuve intentando abrir esos barrotes, ya sea a conjuros agresivos o usando mi poca fuerza bruta. De nada me sirvió, y empecé a preocuparme de verdad. Pensé en Chichimaru y el conductor del carro, incluso en el propio escribano, pero nada sabía de ellos. Al final estaba demasiado cansado para hacer nada, había realizado demasiados esfuerzos arcanos y no tenía fuerzas para ni siquiera levantarme, con lo que me quedé dormido.

Me despertó la grave voz del dueño de la casa, el cual me dijo que sería su nuevo esclavo, que debía rendirle peitesía y obedecerle sin demora. Se encontraba detras de los barrotes de salida.
El muy necio no penso en mis sortilegios de encantamiento, y sin dudarlo mucho, y con las fuerzas renovadas, le hipnoticé para que abriese los barrotes. Y así lo hice, pude salir de esa maldita prisión.

Cogí al noble y le exigí respuestas, asustado me dijo que Ikk Eah me había vendido a cambio de un gran contratro. No pude evitar sentirme engañado y frustrado por haber protegido a semejante bastardo. descargué mi ira contra aquel noble, dejándolo chamuscado e inconsciente en el suelo, y corrí sin rumbo. Horrorizado me di cuenta que el carro y el conductor habían sido asesinado, y había indicios de combate, pue svarios cadáveres de bandidos con el uniforme del espía estaban tirados sin vida en el suelo. Abrí el carromato, y dentro estaba Chichimaru herido, pero no muerto.

Le di primeros auxilios y pudo contarme la gran verdad sobre el escribano Ikk Eah, su ambición inmisericorde, sus ganas de más poder y riquezas, y sus trapicheos sucios con nobles y mercaderes pomposos. También me contó que el espía y los bandidos, eran gentes resentidas con el escribano, buscando venganza y que tuvieron que defenderse de ellos al ser atacados sin trugua. Lástima que ese malandrín de Ikk Eah huyó, pues nuestra venganza no pudo consumarse.

Acompañé a Chichimaru hasta un templo donde lo curaron y avisamos a la guardia, aunque siendoos sinceros dudo que pueda actuar, es sabido que la guardia está comprada por todo tipo de gente de poder. Por suerte recibimos el pago de los días trabajados, menos el último, por claras razones...

Un trabajo, duro, mal pagado...y con demasiados peligros. Además de ganarme un nuevo enemigo, que los dioses protejan mis pasos...